Bajo el signo de la involución: Eduardo R. Huchim
En México tenemos un problema que rebasa a otros como la pobreza, la inseguridad, la educación. Ese problema es el gobierno. Un gobierno que presenta síntomas de ceguera y sordera políticas, que se aleja de la realidad y se encierra en la endogamia burocrática. La involución parece ser su bandera y el más reciente hecho que lo acredita es el caso Aristegui-MVS.
Este gobierno no ve que el país se le diluye en las manos y que su imagen en el extranjero es lastimosa, pese a lo cual se empecina en rechazar informes y recomendaciones de organismos internacionales. Tampoco oye a los muchos -bueno, ¡hasta los banqueros!- que le hablan de la necesidad de actuar sólidamente contra la corrupción y la impunidad ajenas y propias y por la vigencia de un genuino Estado de derecho.
Este gobierno se aleja cada vez más de la sociedad y no lo advierte porque supone que puede comprar lealtades o simularlas con actos multitudinarios. Y no sólo se aparta de la sociedad. También la desafía.
Junto con el Ejecutivo neoleonés, reta a la sociedad cuando se empeña en continuar el proyecto Monterrey VI (acueducto), a pesar de la fundada oposición social que se ha manifestado en las calles y ha demostrado la escasa utilidad, el costo excesivo y los riesgos de ese proyecto. Además, no puede evitarse la suspicacia derivada de los miles de millones de pesos que recibirá el Grupo Higa, ahíto de contratos que le prodiga la administración federal.
Este gobierno desafía a la sociedad cuando envía como ministro a la Corte, con la atenta complicidad del Senado, a quien no llena los requisitos constitucionales y concita rechazo general. ¿Más de 50 mil firmas reunidas vía change.org en unos cuantos días para rechazar esa designación? ¡Bah, qué importan!
Este gobierno desafía a la sociedad cuando arropa al ex líder capitalino del PRI involucrado en prostitución y trata de personas, practicadas en las propias oficinas del partido en el poder, donde -dijo Cecilia Soto en el homenaje a Colosio- le ponía "aduana sexual a las mujeres". Desprecia también a los priistas que han repudiado a ese personaje que pasea su impunidad y también impone candidatos.
Este gobierno desafía a la sociedad cuando propicia la salida de su programa radiofónico de quienes revelaron el escándalo sexual del ex líder priista: Carmen Aristegui y su equipo investigador (Lizárraga, Huerta, Cabrera, Barragán), quienes asimismo revelaron el también escandaloso conflicto de interés del Presidente y su esposa con la llamada "casa blanca" construida por Higa. La excepcional y valerosa periodista está hoy sin tribuna radiofónica, merced al gesto autoritario perpetrado por conducto de MVS, pese a que su trabajo llenó de ganancias las alforjas empresariales que ahora, perdida la audiencia, tendrán que ser alimentadas de otra forma. Coincidentemente, días después del despido de los periodistas, el IFT declaró la dominancia de Televisa en la tv de paga, algo favorable a los intereses de MVS-Dish. No se merecen un mal destino histórico quienes cobijaron durante años a ese buen periodismo, pero se lo están ganando sostenidamente.
La viva reacción en apoyo de Aristegui ha sido generalizada, tanto social como mediáticamente. Sólo en Twitter, los mensajes nucleados en el hashtag #EnDefensaDeAris- tegui y sucedáneos se cuentan por cientos de miles y se convirtieron en trending topic mundial, a pesar de los esfuerzos de los llamados "peñabots" por neutralizarlos, como lo reseñó Alberto Nájar en BBC Mundo.
No sólo eso, el portal Aristegui Noticias, que el lunes 16 de marzo informó puntualmente del despido, recibió ese día más de 3 millones de visitantes, y el mensaje de Aristegui difundido por internet el jueves 19 también tuvo millones de visitas (en el portal y en YouTube). Además, algunos miles de ciudadanos se congregaron frente a MVS para demandar la reinstalación de Carmen y su equipo, petición que ya está apoyada por más de 200 mil firmas reunidas vía change.org. Adicionalmente, medios impresos, radiofónicos y televisivos de EU, Latinoamérica y Europa principalmente se ocuparon del caso y lo vincularon con la "casa blanca". De ese modo, el tema inmobiliario volvió a medios internacionales, en tanto que decenas de periodistas mexicanos, incluso de Televisa, han repudiado el despido.
Ante las dimensiones del escándalo en México y en el extranjero, quien haya diseñado y operado la salida de Aristegui de MVS debería recibir un cese fulminante. Pero esto difícilmente ocurrirá en un gobierno que actúa bajo el signo de la involución.