Nutrición Laboral

Pue.| 16 abr. 2015

Paulina De Jesús García
Licenciada en Nutrición Clínica
Integrante del Consejo Ciudadano Estatal

A diario nos enfrentamos con la situación del estrés laboral, la rutina o la monotonía del día a día.

La alimentación por naturaleza es un hábito obligado para el mantenimiento y buen  funcionamiento de la vida, contrario a esto, la mala información, falta de acceso a la canasta básica, provoca una alimentación desequilibrada, causando daños en órganos y sistema metabólico.

Nuestro cuerpo necesita suficiente energía para conservar los procesos normales del metabolismo y cubrir las necesidades de actividad física y crecimiento, por estas causas es considerado como estrés laboral al conjunto de malestares físicos, psicológicos y sociales.

Es por ello que las actividades profesionales que implican responsabilidades o toma de decisiones importantes, someten al trabajador a estimulaciones demasiado rápidas o variables, y aquellas en la que los ritmos biológicos se ven violentados (trabajos pesados o nocturnos).

Al parecer seguimos inconscientes de la forma tan sutil en que nos dañarnos, cuando continuamos con  hábitos alimenticios incorrectos, como el exceso de calorías procedentes de los hidratos de carbono refinados (azúcares y harinas blancas), de bebidas alcohólicas y de grasas (grasas saturadas de origen animal y trans). Por tanto, existe una serie de alimentos que podemos decir que generan estrés, por suscitar una reacción biológica excesiva, destinada a corregir el desequilibrio bioquímico y metabólico provocado por su composición.  

Junto a las proteínas se necesitan otras substancias para la edificación de las estructuras corporales, como el calcio, el fósforo, el yodo, el hierro y otras Ferro proteínas.

Además de los componentes nutritivos mencionados, las personas necesitan aportes vitamínicos de las cuatro vitaminas liposolubles y de las nueve hidrosolubles.

Elementos causantes de estrés son así mismo la sal en exceso, salsas y alimentos de baja calidad nutricional, dada su carencia en nutrientes indispensables para nuestro organismo y metabolismo.

En su "Tratado de las enfermedades de los artesanos", Ramazzini recomienda algún tipo de substancia/alimento (emulsiones de semillas de melón, jarabe de malvavisco, tisana de cebada, aceite de almendras dulces) para mitigar los rigores (es decir, el estrés) de algunas actividades profesionales;  en concreto, a los azufradores les sugiere observar dieta a base de leche, y a los herreros y a todos los obreros que desarrollan su actividad junto al fuego "se les recomienda en especial la acelga, que ayuda mucho a mantener el vientre ligero, ya que tales artesanos suelen padecer de estreñimiento".

Por su condición de libre y consciente, la alimentación puede ser orientada en la dirección que mejor convenga al individuo, a tenor de sus circunstancias personales, sociales o laborales.

Es por ello que yo le pregunto:

¿Realmente le otorga y atribuye la relevancia que requiere la alimentación para su  estado de salud íntegro y total? 

Sigo a sus ordenes en: [email protected]

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