Sufragio femenino en México
El 17 de octubre de 1953 se publicó en el Diario oficial de la Federación un decreto en el que se anunciaba que las mujeres tendrían derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular.
Dicho decreto fue producto de una larga lucha, y con ello ganaron el derecho de votar así como de ser candidatas en elecciones nacionales; dos años más tarde en julio de 1955 las mujeres por primera vez emiten su voto en unas elecciones federales.
Con ello se inscribe en la historia de México la participación de la mujer en la vida política y social, sin embargo el reconocimiento de este ejercicio no se ha visto representado en los puestos de elección durante los 61 años en que este derecho nos fue otorgado.
En estos años son pocas las mujeres que han obtenido puestos importantes en la política de México, como Griselda Álvarez, la primera mujer electa gobernadora de un estado en nuestro país; Amalia García, ex gobernadora en Zacatecas e Ivonne Ortega ex gobernadora en Yucatán, tan solo tres mujeres en los 61 años de dicho decreto han llegado a estos cargos de elección popular.
Lamentablemente el ejercicio de nuestro voto en la historia, ha sido una cortina de humo subyugado en un sistema patriarcal que ha impedido que las mujeres podamos acceder a puestos de elección.
Actualmente nos encontramos presentes en las estructuras del poder y toma de decisiones con poco más del 36 por ciento en diputaciones federales y 34 por ciento en el Senado de la República; mientras que en los congresos locales la participación es del 23 por ciento y sólo el 6.8 por ciento en los gobiernos municipales.
En este año la reforma político electoral, con la reforma al artículo 41 y sus leyes secundarias adhieren y exigen la paridad de género para todas las organizaciones políticas lo que da pie a que reclamemos nuestra participación libre para puestos de elección popular.
Pero ante esta circunstancia histórica sobre nuestro derecho al voto y de ser votadas. ¿Cómo es posible que ocupemos el 51.85% de la lista nominal y no hemos podido tener la mayoría en los puestos de decisión?
El cuestionamiento anterior solo se explica con una premisa las mujeres no votamos por las mujeres. Por lo tanto es imperativo que no solo aspiremos a cargos de elección popular sino, además, nos empoderemos unas a otras beneficiándonos con nuestro voto.
Sin lugar a dudas mantenernos informadas sobre la trayectoria y labor de las mujeres que aspiran a dichos cargos es fundamental, para con ello decidir en función también de sus capacidades que, sin duda, muchas mujeres han demostrado con trayectorias profesionales destacadas.
En Movimiento Ciudadano la lucha no cesa, seguimos en Movimiento por el empoderamiento de la mujer y su participación en la vida política del país.