Ficrea, el fraude de la CNBV
Esta es la historia de un fraude. La historia de una traición anunciada, solapada y protegida por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Durante ocho años, el señor defraudador Rafael Antonio Olvera Amezcua, construyó un imperio financiero para robar millones de pesos, con el permiso de Jaime González Aguade, presidente actual de la CNVB.
El chiringuito se llama Ficrea, una sociedad financiera popular (Sofipe) con la cual triangularon los recursos de sus clientes (2 mil 700 millones de pesos) a un entramado de empresas perfectamente diseñado entre las cuales se encuentran Leadman Trade, Monka Comercial y Baus & Jackman.
El robo de cuello blanco se gestó ante la atenta mirada de las autoridades de la CNBV que no solo toleraron y estimularon la medida fraudulenta, sino que recomendó a esta Sofipo como una de las mejores, calificándola en un quinto lugar y pasándola a un segundo por su "alta calidad" en sus operaciones.
A Jaime González Aguade le gustaba tanto el negocito de Fricrea, que hasta la CNBV anunció que muy pronto se convertiría en una próspera y emprendedora institución bancaria.
Por su puesto, estos dos señores junto a su cómplice Olvera Amezcua se frotaban las manos cuando vieron crecer su cartera de ahorradores hasta los 6 mil 300 pobres incautos, de quienes, se burlan ahora de manera cínica.
Los ladrones de cuello blanco en México puede robar todo lo que quieran, porque son amigos de los funcionarios y autoridades. Se pueden llenar los bolsillos a manos llenas durante años, al fin y al cabo, allí esta el gobierno para responder como en el caso Fobaproa. Para responder pagando con dinero de los mexicanos, claro.
Y aquí también hay un fondito de protección de 25 mil Udis, equivalente a 130 mil pesos. Con eso, las autoridades responsables del expolio de los ahorradores de Fricrea, quieren contentar a sus clientes. Si ellos desean obtener más, es decir, los ahorros de su vida que depositaron en esa entidad fraudulenta, tendrán que esperar la liquidación de activos financieros. Y es mejor que esperen sentados, porque es algo que quizá no llegue jamás.
Y es que según la tardía o más bien, la investigación de la CNBV apenas hecha pública, dice que Ficrea recibió de marzo a la fecha de la intervención más de 3 mil millones de pesos.
Si la CNBV sabía lo que venía, ¿por qué no alertó a los ahorradores? ¿Por qué no lanzó un aviso? ¿Por qué no cumplió con su función? Su falta de acción, su omisión, la convierte en cómplice del delito. El fraude no solamente fue cometido por Fricrea, también es un fraude de la CNBV porque violó el artículo 120 de la Ley de Ahorros, el cual determina claramente que su obligación es la de vigilar, auditar, checar, verificar y controlar en todos los sentidos a las llamadas Sofipos, algunas de las cuales no deberían de existir.
La CNBV también es culpable de no cumplir su palabra. Se había comprometido a no liquidar a Ficrea, algo altamente negativo para los ahorradores con el faltante de 2 mil 700 millones de pesos. Pero a esta dependencia no le interesa salvaguardar los intereses de los ahorradores, sino los suyos propios y los de sus amigos pillos de cuello blanco, por eso determinó la rápida liquidación, violando la ley del ahorro.
Ahora lo que sigue es la oscuridad y falta de transparencia. La base de los activos y el numero de ahorradores no coincide. Primero dijeron 6 mil 300 ahorradores, luego 7 mil 300 y ahora señalan que liquidarían a 6 mil 800 clientes.
La gran pregunta es: ¿Cómo se esfumaron esos 2 mil 700 millones frente a los ojos del presidente de la CNBV?
La respuesta la conoce hace tiempo la CNBV, pero ahora nos dice que de acuerdo a su investigación, esa cantidad fue transferida por Amezcua para pagar la nómina de 781 empleados de diferentes empresas y para comprar inmuebles, como un edificio en Londres, Inglaterra.
En total, el señor empresario se compró con dinero de los ahorradores 52 inmuebles más, 104 automóviles (de marcas como BMW, General Motors y Porsche) y se dio la gran vida en eventos de box, teatro y de la Serie Nascar.
Detrás de este fraude consentido por las autoridades, cuyos cómplices se han evidenciado, están decenas de personas, muchas de la tercera edad, que confiaron en la CNBV y depositaron los ahorros de su vida, el dinero de 30 o 40 años de trabajo. Algunos para costearse una operación, otros para pagar la universidad de sus hijos. En fin, personas de a pie, cuyo patrimonio queda volando.
A todo esto, ¿Y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef)? La institución dirigida por el camaleónico Mario Di Costanzo, es igualmente omisa y cómplice en este atraco vergonzoso. Este funcionario peñista está deseoso de liquidar Ficrea, porque cree que así se termina el fraude consentido.
Y una legítima duda: ¿La Procuraduría General de la República cuando actuará? Resulta extraño que ante la evidencia aplastante de este robo a mano armada no actúe. No hay detenidos, no han girado órdenes de aprehensión, tampoco información detallada del desfalco y las transferencias, los cómplices, los actos de corrupción que implican a funcionarios. Porque es evidente que este fraude consentido no fue hecho solo por Olvera Amezcua.
¿Por qué la PGR no actúa?... Tal vez, está esperando que los culpables huyan.