Pemex, la renta y el funeral

Réplica de Medios| 1 ago. 2014

¿Que es grande el pasivo laboral de Pemex? Sin duda. ¿Qué debe explicarse cómo se llegó hasta ahí? Claro. ¿Qué debe modificarse el contrato colectivo y aumentar la edad de retiro? Por supuesto. ¿Qué Pemex está en quiebra por los pasivos laborales? No, ni mucho menos. ¿Qué cambiar el contrato colectivo va a hacer más competitivo a Pemex? Sí, marginalmente.

Toda esta discusión sobre los pasivos laborales de Pemex ha estado impregnada de mucho ruido, de muchos prejuicios contra los trabajadores y de mucho uso político de ambos lados de la discusión. Se ha mezclado el tema de privilegios y corruptelas de líderes sindicales (que deben investigarse y, en su caso, castigarse) con los derechos de los trabajadores (que deben respetarse). De hecho, si de algo puede servir esta discusión es para valorar más y mejor lo que hemos decidido poner en juego con la reforma energética. Esto es, el tema de la renta petrolera y su distribución.

Se ha dicho hasta el cansancio: el pasivo laboral de Pemex es enorme. Así es, se trata de un pasivo que es de $1.15 billones de pesos (el secretario de Hacienda miente cuando escribe que es de $1.7 billones). En efecto, es muchísimo dinero y debe aclararse su origen y cómo se fue acumulando. Sin embargo, eso no implica que sea insostenible. El que sea mucho dinero para uno no quiere decir que lo sea para la empresa (el caso de CFE es muy distinto, por cierto). Para poner eso en perspectiva debemos tener presentes algunos datos: los ingresos de Pemex en 2013 fueron de casi $1.9 billones de pesos; el balance operativo (ingresos menos gastos de operación, concepto cercano al de la renta petrolera) fue de $1.3 billones de pesos; los impuestos, derechos y aprovechamientos que pagó Pemex en 2013 fueron de poco más de $1 billón de pesos; el pago por pensiones de Pemex en 2013 fue de $0.035 billones, es decir, sólo el 1.9% de todos sus ingresos. Compare eso con el 54% de los ingresos que pagó Pemex por impuestos varios al gobierno federal. El pago anual de pensiones es, en todo caso, un porcentaje relativamente pequeño de la renta petrolera (inferior al 3%).

¿Cuánto se puede ahorrar Pemex mediante una renegociación del Contrato Colectivo? Supongamos, exagerando, que sea una cuarta parte. Eso hubiera representado en 2013 alrededor del 0.45% de sus ingresos. Si el gobierno absorbiera un monto equivalente, Pemex habría ahorrado menos del 1% de sus ingresos. ¿Eso lo va a hacer más competitivo? Sí, pero marginalmente. La clave no está ahí. La clave está en el régimen fiscal. Si eso no cambia, entonces sí que Pemex no será competitivo frente a otras empresas. Se dirá que la Ley dice que Pemex y las empresas privadas tendrán un régimen fiscal similar. Sin embargo, eso no será cierto en el mediano plazo por los candados que le impone a Pemex el diseño del Fondo Petrolero (véase sobre esto mi artículo del pasado 6 de junio).

Así es que discutir el pasivo laboral de Pemex es importante en sí mismo, es indudablemente necesario, pero no es, ni de lejos, lo más importante de esta reforma. Lo importante es el hecho de que a partir de ahora se ha decidido compartir la enorme renta petrolera (la que permitió generar $1 billón de ingresos al gobierno federal tan sólo en 2013) con empresas privadas. Es cierto que sólo se compartirá la renta de la producción nueva pero, en la medida en la que Pemex vaya cediendo espacio a empresas privadas (lo que será inevitable por el diseño de la reforma), lo que se compartirá irá creciendo de manera significativa. Parece ser que muchos analistas, muchos políticos y, por supuesto, el gobierno, están más satisfechos con la idea de compartir un porcentaje muy significativo de la renta petrolera con el sector privado (del orden del 40-50% de la renta nueva), que compartirla, a través de una parte de las pensiones, con los trabajadores (apenas una fracción del 3% de la renta petrolera). Extraña lógica.

Toda esta discusión es, para usar una parábola, como si hubiéramos matado a la gallina de los huevos de oro y ahora nos pusiéramos a discutir sobre lo costoso que está resultando el funeral. Así de absurdo. 

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