Movimiento Ciudadano reconoce al magisterio nacional
Yuc.| 12 jul. 2014
En el Día del Maestro, Movimiento Ciudadano felicita al magisterio nacional con todo el respeto, agradecimiento y reconocimiento que nos merece su trascendente labor.
No puede ser menos: en sus manos está la formación de más de 35 millones de futuros ciudadanos.
Los maestros de México comparten una responsabilidad tan grande como el desafío que le imponen la globalización y la modernización tecnológica a un país como el nuestro, donde todavía hay más de siete millones de mexicanos que no saben leer ni escribir y casi ocho millones de jóvenes que no estudian ni tienen empleo, situaciones que por lo general son más comunes en el caso de las niñas y mujeres.
La lucha de maestras y maestros mexicanos es constante: en las zonas rurales, donde todavía se imparten clases bajo los árboles, o en las que los docentes suelen ser jueces de paz entre comunidades que llegan a disputarse violentamente unos surcos de tierra; o tienen que enfrentar los abusos, la opresión y la represión de los caciques locales y regionales.
Y en nuestras ciudades, donde maestras y maestros viven en carne propia la desigualdad, la desintegración familiar y la proliferación de la violencia, con las causas y consecuencias que ya todos conocemos.
La modernidad impone nuevos criterios a los principios constitucionales de educación laica y gratuita para la población: cobertura suficiente con calidad y equidad; pero para lograrlo es necesario que el Estado asuma su responsabilidad de dotar al magisterio de las herramientas suficientes para lograrlo.
El reto está en impedir que millones de niños y jóvenes víctimas de la pobreza o del abandono producto de un Estado desmantelado y de familias con cada vez menos tiempo para hacer familia y más para trabajar por salarios indignos, abandonen sus estudios y pasen a engrosar el desempleo, el ambulantaje o la migración hacia los Estados Unidos.
A casi un siglo de esta conmemoración felicitamos a las maestras y los maestros de México en su día. Lo hacemos con amplio reconocimiento a su valor y respeto a su quehacer perseverante y en muchos casos heroico.
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