El campo en Jalisco y en México vive una profunda crisis. Zapopan, la ex villa maicera, es el ejemplo perfecto de cómo las autoridades han descuidado este sector. La zona de Tesistán, que hace algunas décadas se usaba para la cosecha de maíz, ahora es el terreno donde decenas de inmobiliarias construyen los nuevos cotos. Por si esto fuera poco, las ganancias por tonelada para los más de cien mil productores que hay en Jalisco se han reducido en los últimos tres años de los cinco mil pesos que les daban en 2011 a los 2 mil 600. Una situación injusta porque el costo de los insumos para la producción y el precio de la tortilla y el aceite de maíz han aumentado. Hartos de esta situación y del poco apoyo que recibían del Gobierno del Estado, en diciembre de 2013, los agricultores bloquearon varios puntos de la carretera Guadalajara-México para pedir que se les pagara 4 mil 100 pesos. En esa ocasión y obligados a dar una solución urgente, el Ejecutivo se comprometió y firmó un convenio para pagarles lo que pedían. Pasaron los meses, el dinero no llegó y el acuerdo se quedó en tinta sobre papel mojado. Los agricultores, engañados y traicionados, regresaron a las calles pero esta vez bloquearon el centro para exigir que las demandas se cumplieran. En esa ocasión fueron recibidos por el diputado ciudadano, Salvador Zamora quien, junto a la fracción de Movimiento Ciudadano en el Congreso, se solidarizó con ellos. Las protestas rindieron su fruto y el gobierno aceptó pagar 300 pesos adicionales por tonelada y 200 del Ejecutivo Federal. Lamentablemente el problema todavía no se resuelve porque no se han definido las reglas para recibir este subsidio. Además, pagar el maíz a tres mil 100 pesos por tonelada sigue siendo una cantidad baja para la importancia que tiene este producto en la dieta de los mexicanos. Si se les trata con justicia y respeto, todos ganaremos.