El pasado 15 de junio se celebró el día mundial de toma de conciencia de Abuso y Maltrato en la vejez, día que instituyó la ONU con el propósito de reflexionar acerca de un gran problema que afecta a todo un sector de la población, que es la tercera edad.

La realidad es dura, nuestros viejos deberían ser venerados y respetados, sin embargo son violentados y maltratados por sus familias y por las mismas instituciones de salud y justicia que debieran protegerlos.  Existen muchos tipos de abuso: físico, verbal, psicológico, financiero y negligencia. En México hay 10 millones de adultos mayores y sólo 20% de ellos perciben una pensión de alguna institución de seguridad social, la mayoría hombres. Esto nos deja con un panorama de mucho abandono, privación de derechos y descuido. Son pocas las esperanzas para los ancianos que dejan de ser económicamente activos o físicamente inaptos para trabajar, más aún para las mujeres, que no cuentan con ninguna garantía de estabilidad, seguridad o salud.

Es nuestro deber garantizar que la tercera edad tenga oportunidad de una vejez digna, que no se pisoteen sus derechos y que no se les descuide. Debemos asegurarnos de que existan las leyes que los protejan, que no se les discrimine y que no se les utilice. Deben tener acceso a todos los servicios básicos así como atención geriátrica gratuita y de calidad. Nuestro pasado y nuestro legado habita en las personas que pasaron su vida en la construcción de este país, es nuestro turno de ver por ellos hasta el final.