Ganar y perder en la Participación Ciudadana: Hugo Luna

Jal.| 17 oct. 2014

Por primera vez en la historia de Jalisco, un municipio consolida la participación ciudadana con la modificación de un reglamento a petición expresa de una habitante. Esa historia nace con la iniciativa "Cuida el Agua" que hizo Tania Vázquez Mendoza, quien hizo la propuesta haciendo uso de las facultades que tienen los habitantes para presentar proyectos de ordenamientos municipales, otorgadas por el artículo 169 del Reglamento de Participación Ciudadana para la Gobernanza del Municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Esto fue posible también a partir del uso de la plataforma en línea "Haz Tu Ley" que permite a los ciudadanos hacer propuestas de leyes y reglamentos.

La iniciativa de Tania modificó el Reglamento del Bando de Policía y Buen Gobierno del municipio para sancionar hasta con 33 mil 645 pesos a los ciudadanos que derrochen el agua.

Es irónico que en la misma semana en que la Participación Ciudadana GANA, en el Congreso del Estado la fracción parlamentaria del PRI aprobó en comisiones una ley de participación que hace que los ciudadanos PIERDAN porque les impide tener una incidencia real en la vida pública del Estado. 

La otra cara de la moneda, la representa la diputada Verónica Delgadillo y la fracción de Movimiento Ciudadano en el Congreso, al presentar una iniciativa mucho más completa.

El albazo priísta se realizó sin reunir las observaciones de organismos ciudadanos, mientras la propuesta de Movimiento Ciudadano es el resultado de la incorporación de seis iniciativas de distintas fracciones, la cual ha sido enriquecida por organismos de la sociedad civil, universidades y especialistas.

La iniciativa priísta no sólo tiene menos herramientas de participación, sino también hace inaccesibles mecanismos como la iniciativa popular. Tampoco contempla la ratificación de mandato y el presupuesto participativo es opcional, mientras que en la propuesta de Delgadillo estas herramientas son obligatorias.

La voluntad de Tlajomulco en involucrar a sus ciudadanos contrasta con la práctica común de los gobiernos tradicionales que consideran al ciudadano un obstáculo y no un aliado.

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