Un gobierno no debe atacar a otro: Hugo Luna

Jal.| 15 ago. 2014

No hay problema en que el gobernador de Jalisco se declare priísta, lo malo es que, desde su despacho en Casa Jalisco, dedique sus decisiones a descarrilar a otros gobiernos o a golpear políticamente a sus adversarios.

El lunes pasado, Movimiento Ciudadano, el partido que tengo el honor de coordinar a nivel estatal, rompió relaciones con el gobierno de Aristóteles Sandoval porque ha quedado en evidencia, en investigaciones realizadas por distintos medios de comunicación, un plan del Ejecutivo Estatal que busca desestabilizar gobiernos utilizando a las instituciones del Estado y los recursos públicos al margen de la ley, mientras va pisoteando la voluntad de la gente.

No es ficción, todo concuerda con lo que está pasando en Jalisco. Es evidente que existe un conjunto de funcionarios de primer nivel enfocados en destruir gobiernos municipales, utilizando recursos públicos. Hay pruebas de ello gracias a las diversas investigaciones de medios de comunicación como la revista Proceso y los diarios Reporte Índigo y Mural, quienes han documentado puntualmente la existencia de una Mesa de Estrategia o un Cuarto de Guerra, que está  encabezada por un grupo de funcionarios de primer nivel más cercanos al gobernador.

Uno de los objetivos favoritos de este War Room es el gobierno de Tlajomulco. Desde hace unos años, y de manera sistemática, los ciudadanos de este municipio han sufrido los efectos de la guerra sucia.

Primero, el gobierno estatal bloqueó la llegada del Tren Ligero, a pesar de que se demostró la viabilidad y la necesidad de un transporte masivo hacia el sur. La administración tampoco ha cumplido con su compromiso de construir nueve plantas potabilizadoras y se ha negado a la propuesta de Tlajomulco para sanear Cajititlán, un proyecto estimado en 288 millones de pesos. En lugar de eso, el Ejecutivo prefirió gastar 360 millones en imagen y publicidad durante sus primeros 14 meses.

Resulta irresponsable, ilegal e inmoral que un gobierno constitucional (estatal) le apueste al fracaso de otro gobierno constitucional (municipal).

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